Bestiario Mítico: Las Sagas

Tis said the soul of mortal man recoil’d,

To view Black Annis’ eye, so fierce and wild;

Vast talons, foul with human flesh, there grew

In place of hands, and features livid blue

Glar’d in her visage; while the obscene waist

Warm skins of human victims close embraced.

Fragmento de Black Annis’s Bower, de John Heyrick (1742-97)

Saga es el término que se ha empleado tradicionalmente para traducir al español el vocablo inglés hag, que denota a un tipo de bruja vieja, horrible y malvada por lo general. (Ana Navalón, traductora de la Gran Campaña de Pendragón, escribió hace poco una interesante entrada en su blog Cajón de Traducción hablando de sus vicisitudes con esta palabra). En los juegos de rol conocemos a estas criaturas sobre todo a través de Dungeons & Dragons, conocido por no dejar prácticamente ninguna criatura mitológica sin adaptar, pero también a través de otros que parten del folklore celta o británico, como es el caso del propio Pendragón.

Como decía Ana en su texto, hay una clara diferencia connotativa entre hag y witch, saga y bruja. Por lo general, la distinción de uso se basa en el origen de la bruja en cuestión. Por witch se suele referir a las mujeres que practican la brujería, que se reúnen en covens o aquelarres para realizar sus hechicerías, es decir, aquellas pobres comadres que podían acabar ahorcadas, ahogadas o quemadas. Podían ser viejas o no, feas o no, pero eran humanas. Sin embargo, una saga, una hag, era otra cosa.

Aunque en ocasiones se empleaba el término hag para las brujas humanas (como demuestra el nombre de Mother Haggy, en Hertfordshire, cuyas andanzas se convirtieron en cancioncillas infantiles, y de quien se dijo en el siglo XV que volaba en su escoba por los alrededores de St. Albans),  según la folklorista Katharine Briggs el término acostumbraba a emplearse para denotar una cierta categoría de seres sobrenaturales. Las sagas son criaturas horripilantes de aspecto femenino pero monstruoso, por lo general caníbales y aficionadas especialmente a devorar niños. El folklore británico es abundante en este tipo de seres, pero también encontramos este arquetipo por toda Europa, desde las brujas comeniños de los cuentos de los Grimm hasta la Baba Yaga del folklore eslavo. En esta entrada me centraré en las sagas del folklore británico, ya que han inspirado directamente a los monstruos del mismo nombre en D&D y otros juegos de rol.

Las Sagas en el Folklore

Uno de los primeros ejemplos de saga en Inglaterra lo podemos hallar quizá en el poema épico Beowulf. La madre del monstruo Grendel, tan peligrosa y terrible como él, está descrita como “Grendles modor/ides, aglæcwif”. En el poema, se dice que ambos monstruos son descendientes de Caín. El significado de la palabra anglosajona aglæcwif sigue estando bajo debate, pero ha sido traducida frecuentemente como “mujer-monstruo”, “mujer-troll” o “saga monstruosa”. Como algunas de las sagas más conocidas, la madre de Grendel habitaba en una ciénaga o pantano. De hecho los Grindylows, un tipo de criatura muy parecida a las sagas de los pantanos como Peg Powler o Jenny Greenteeth, están conectadas etimológicamente con Grendel.

Peg Powler era una horrible bruja o espíritu acuático que merodeaba por el río Tees, en Yorkshire y Durham. Peg Powler, descrita con “largos cabellos verdes y una insaciable ansia de vida humana”, esperaba al acecho para capturar y devorar niños que desobedecían a sus padres y jugaban demasiado cerca del agua. Para dar peso a esta leyenda aleccionadora los padres apuntaban a la espuma que se forma en la superfície y les decían a sus hijos que eran los Borbotones de Peg Powler, lo que indicaba el lugar donde ella acechaba bajo el agua.

Jenny Greenteeth era también una entidad similar que habitaba en la zona de los Fens, en lagunas estancadas, aguas pantanosas y charcas cubiertas de lodo. Jenny Greenteeth agarraba a los niños con sus colmillos y les arrastraba a sus muertes bajo el agua. Claramente se trata de otro “coco” u “hombre del saco”, es decir, otra criatura de aquellas historias que sirven para alejar a los niños del peligro, pero como en todos estos casos, sus raíces se entremezclan con el folklore genuino de origen pre-cristiano, como parecen indicar las conexiones etimológicas. Otras saga acuáticas de tipo muy parecido son Nelly Long-Arms, y también la Luideag, la “Andrajosa”, una saga sanguinaria de aspecto escuálido y actitud malévola que habitaba en un lochan (o lago pequeño) en la isla de Skye, el Lochan de la Trucha Negra. En general, este tipo de seres comparten muchos tropos y motivos folkloricos con criaturas de otras culturas, como la Rusalka eslava, los Kappa japoneses, o el Bunyip australiano.

Sin embargo, la más famosa de las sagas británicas no habita en pantanos y ahoga a sus víctimas. Hasta tiempos muy recientes, a los niños del condado de Leicester se les advertía de que Annis la Negra se les llevaría si no se comportaban. Si jugaban hasta demasiado tarde en las Dane Hills -las Colinas de los Daneses-, Annis les despellejaría vivos, devoraría su carne y curtiría sus pieles colgándolas de un árbol. Esta terrible bruja parecida a una ogresa vivía en una cueva (el Black Annis’ Bower, que desgraciadamente ya no se puede visitar aunque uno se atreviera) donde aguardaba a los niños que se alejaban demasiado de sus casas. Todas las descripciones coinciden en que su piel era de un color azul lívido, que sus dientes eran largos y blancos y que tenía largas garras como de hierro, con las que excavó ella misma su cueva. Black Annis solo salía de noche, en busca de niños o corderos extraviados, y usaba las pieles de sus víctimas para cubrir su cintura a modo de falda. En muchos casos se la describe con un solo ojo.

En tiempos tan recientes como 1941, la tradición popular dictaba que Annis aún vivía en su cueva. En su  Diccionario de las Hadas, Katharine Briggs recoge el testimonio de un niño evacuado durante esa época: “Mi mamá dice que cuando Black Annis hacía rechinar los dientes la gente la podía oir a tiempo para echar el cerrojo a las puertas y apartarse de las ventanas. Esta es la razón de que no tengamos muchas ventanas grandes en las casas de campo de Leicestershire, sólo puede introducir un brazo en la casa. Mi mamá dice que por eso tenemos el fuego y la chimenea en un rincón. Antiguamente el fuego estaba en el suelo de tierra y la gente dormía a su alrededor hasta que Black Annis agarró a algunos niños pequeños a través de la ventana. En aquellos tiempos no tenían cristales en las ventanas. Cuando Black Annis aullaba se la podía oir a cinco millas de distancia, y entonces incluso los pobres de las cabañas tapaban las ventanas con pieles y ponían sobre éstas hierbas protectoras para mantenerla alejada.”

Algunos folkloristas han sugerido que el cuento de Annis podría provenir de los mitos de la diosa celta Anu o Danu. De hecho, existe la teoría de que las Dane Hills no deban su nombre a los daneses, sino a la diosa Danu. Es posible, pues, que en la formación de este mito se encuentre la demonización cristiana de un antiguo vestigio mítico anterior a la llegada de los Sajones, que convirtiera a una diosa madre que recibía ofrendas y sacrificios en un monstruo caníbal.

Hay quien asocia la figura de Black Annis a la de Gentle Annie, un espíritu escocés del clima, asociado con los vendavales y la llegada del invierno, aunque no comparten apenas semejanzas en cuanto a descripción y modus operandi. El apelativo “gentle” no hace referencia a la amabilidad de dicho ser, por supuesto, sino que es una práctica habitual el referirse a las hadas y al resto de seres sobrenaturales con epítetos positivos, para no incurrir en sus iras. Sin embargo, sí se puede observar un origen etimológico que podría ser común a ambas. D.A. Mackenzie apunta a que Gentle Annie no es sino una derivación de la Cailleach Bheur de las Highlands escocesas, la saga de rostro lívido que personifica al invierno, y que tiene muchos números de resultar un verdadero eslabón perdido entre las sagas del folklore y las diosas celtas como Danu o, aún más significativamente, como Morrigan, Macha, Nemain o Badb, diosas guerreras que podían adoptar el aspecto de viejas terribles. La variedad de mitos y aspectos que posee la Cailleach sugiere la presencia de ese origen ancestral, y también de un culto muy extendido entre los primeros pobladores de las islas. Según el folklorista Donald Alexander Mackenzie, la Cailleach Bheur sería la diosa Beira, madre de todos los dioses y avatar del invierno. Beira, según Mackenzie, sería una especie de gigantesa tuerta de pelo blanco, piel azul y dientes oxidados, y sería la creadora de las montañas de Escocia y muchos otros rasgos naturales como el Loch Ness.

Otro tipo de saga bastante distinto es la saga nocturna, conocida en el siglo XVI sencillamente como la Hagge. Este no es sino otro nombre de la criatura conocida como Night-Mare y origen del término inglés para pesadilla. La etimología se encuentra en el nombre anglosajón mære, un cognado del nórdico antigua mara. Se trata de un espíritu femenino de origen germánico, una suerte de súcubo espantoso que se sienta sobre el pecho de la gente dormida y le provoca pesadillas y malos sueños. Se decía que la Night-Mare montaba sobre los durmientes como si fueran caballos y les dejaba exhaustos y agotados. Los episodios de parálisis del sueño, que incluyen la incapacidad de moverse y la percepción de fenómenos sensoriales alucinatorios, han sido históricamente explicados mediante este tipo de sagas nocturnas o seres con propiedades similares en otras culturas, e incluso en tiempos muy recientes a esta condición se la conocía popularmente como estar “hag-ridden” (montado por la saga).

También los mares tienen sus leyendas de brujas y sagas con poder sobre las olas, el clima o sobre los propios marineros. A menudo estas criaturas usan su magia para provocar desastres con los que hacer naufragar los barcos, o hacer emerger tesoros y ayudar a llenar las redes de los pescadores si estos las aplacan debidamente. En algunos casos se las describe como híbridos de animales marinos, si bien normalmente monstruosos, como la Ceasg escocesa, que si bien en algunos casos es pintada como una sirena típica, en la mayoría es representada como una saga monstruosa que devora humanos y que puede conceder a las parejas estériles la capacidad de tener hijos, siempre que antes juren entregarle a su primogénito.

Sagas en los Juegos de Rol

Todos estos tipos de sagas han hecho aparición en los juegos de rol, empezando por su decano Dungeons & Dragons. La primera saga en aparecer fue la saga del mar, ya en 1975 y para la edición original, donde se le atribuyen los mismos poderes que una dríada pero al revés: matar a sus víctimas con su fealdad. En la versión BECMI aparece también una Saga Negra, que por su descripción está basada claramente en Black Annis. En el primer Manual de Monstruos de AD&D reaparece la saga del mar, donde se expande más su descripción, y se asegura que odia la belleza sobre todas las cosas. Aquí aparece también la saga nocturna, basada nominalmente en el folklore. Aquí se las representa como gobernantes de los planos del Hades, y sólo se aventuran en el mundo material para buscar a mortales muy malvados y llevar sus almas a su siniestro plano en forma de larvas, mercancía valiosa con la que trafican con demonios y diablos por igual. Comparte con su equivalente folklorico la predilección por atacar a sus víctimas mientras duermen. La saga negra de OD&D pasa a ser directamente la Annis, un tipo de saga que aparece por vez primera en el módulo The Forgotten Temple of Tharizdun (1982), y entraría a formar parte del elenco del Monster Manual 2 (1983), y sigue formando parte de los bestiarios hasta las ediciones más recientes. En ese mismo libro debutó la saga verde, una bruja de los pantanos que adapta directamente a las sagas británicas como Jenny Greenteeth o Peg Powler.  En los años noventa y dos mil se incrementó aún más la variedad de sagas del juego, muchas de ellas creaciones originales y otras inspiradas en el folklore, como la saga Bheur de Reinos Olvidados, basada en la Cailleach Bheur. Sea cual sea su tipo, la mitología de las sagas  de D&D que se ha ido forjando a lo largo de las ediciones dice que tienden a formar “coveys” o aquelarres de tres miembros, que acechan en páramos desolados y lugares remotos, a menudo custodiadas y servidas por ogros o gigantes. Son siempre de género femenino, y tienen el poder de crear una piedra mágica conocida como ojo de saga, que entregan a sus sirvientes y a través del cual los miembros del aquelarre pueden espiar lo que ocurre.

Aunque las sagas han aparecido de manera más prominente en D&D, también han asomado sus feas cabezas en otros juegos de fantasía. En Runequest son una forma de ninfas, que en este juego son manifestaciones de la naturaleza vinculadas a un lugar concreto. Las sagas son las ninfas creadas a partir de lugares de sombra y tinieblas, y pueden materializar cuerpos físicos a partir de la oscuridad y la bruma de sus tétricos hogares. En Tunnels & Trolls encontramos la aventura Temple of the Hag, en la que los aventureros deben explorar los embrujados recovecos del Pantano de la Condenación en busca de la morada de la Saga del Pantano, donde guarda las almas que ha robado a los mortales. En Clásicos del Mazmorreo las encontramos en la aventura Curse of Mistwood, que introduce estas criaturas en el centro de su trama, y añade numerosas reglas relacionadas con ellas para crear una completa ecología de las sagas.

En una forma u otra, este tipo de seres han formado parte de los juegos de rol de fantasía desde sus primeras apariciones, y no es difícil ver porqué. Las sagas forman parte de un acervo cultural compartido a través de culturas y fronteras, una figura salida de nuestros cuentos y leyendas más tétricos y macabros, los que nos recuerdan que no debemos aventurarnos solos en los bosques, que no debemos acercarnos a los estanques y pozos, los que nos enseñan a no alejarnos del fuego para salir de noche, especialmente cuando los aullidos reinan en la oscuridad, y a no aceptar la hospitalidad ni los regalos de los extraños, aunque parezcan viejecitas encantadoras que viven en casas de golosina. En definitiva, son un tipo de monstruo que nos enseña lo que es el miedo, y que refleja grotescamente el mal que los humanos pueden llevar dentro. Quizá por eso suelen resultar adversarios tan misteriosos como memorables.

6 comentarios en “Bestiario Mítico: Las Sagas”

  1. Me ha encantado la entrada. Recuerdo que mis jugadores de Pendragón se enfrentaron varias veces a la Black Annis. Era complicadísima de derrotar y sobre todo, de lograrlo definitivamente.

    Una cosa que no me gusta de los monstruos de D&D es que muchas veces pierden parte de su magia precisamente por el afán de clasificarlas en una categoría de seres iguales los unos a los otros. Cada saga descrita en esta entrada tiene algunas pequeñas diferencias y también debería ser así en los mundos de D&D. Algo que se podría conseguir simplemente con poner un apartado de «variantes» en la misma descripción del monstruo. O una tabla de rasgos aleatorios, en la más pura tradición de la OSR ;).

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      1. Estoy con vosotros. Lo mítico y lo sobrenatural debería trascender toda taxonomía. Es un impulso natural en un juego, me imagino, por la necesidad de codificar los seres como especies con atributos numéricos y demás, pero la línea que indica Carlos es lo que me gusta a mí. En ese sentido, es una de las razones por las que me gusta Clásicos del Mazmorreo: hace mucho hincapié en que los monstruos sean misteriosos y únicos, que no puedas describirlos diciendo sin más «es un X».

        Esto me pasa también con los autores de literatura fantástica que afirman que sus sistemas de magia tienen que tener normas y leyes claras y comprensibles para el lector, como Brandon Sanderson. Tienen parte de razón desde su punto de vista de escritor, pero yo pienso que la magia debe ser imprevisible, misteriosa, arcana, inefable. Y si tiene normas, deben estar en su mayor parte más allá de la comprensión humana. De lo contrario, la estás convirtiendo en una ciencia más.

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  2. ¡Qué bien documentado todo Jordi! Me ha encantado. Y sí, tiene pinta que las Sagas vienen de criaturas Feericas en general, por lo que siempre pensé que las traducciones deberían tener algún todo de hada o algo así (Saga nunca me pareció “evocador”).

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  3. Buenísima entrada, ¡qué bien explicado!

    Hay un par de cosas que me provocan dudas. Para empezar, la diferencia que mencionáis entre “bruja” y “saga”. De natural, también a mí me sale “bruja”, claro. Supongo que la solución pasa por personalizar y darle a cada una su propio nombre y carácter, como hacen en CdM.

    La otra cuestión es la de la normalización de los monstruos. Yo soy muy de clasificar y normalizar, pero es cierto que se pierde parte de la magia, precisamente. Gracias a CdM (una vez más) estoy aprendiendo a apreciarlo.

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